Esperar

Esperar. Hay veces que la espera se vuelve inútil. Porque la mirada se atrapa en el interior del sensor. Como un teatro encerrado y sus actores con velas. Sin luz hacia fuera. Con los párpados bajados como persianas sin rendijas ni correa. Todo se queda dentro y no queda nadie fuera. Ya no hay jugadores que esperen el rebote. Ni público. Ni árbitro. Esperas como una gaviota que sabe las