Helarte (I)

Harto bajó la persiana de la habitación. Dejó una rendija por donde entraba el sol. Se sentó enfrente, en una silla, y durante horas vio cómo la luz iba cambiando de dirección. Después, de noche, subió la persiana y volvió a sentarse en la silla. Harta entró en la habitación. Dejó el bolso en el suelo, se quitó los zapatos y se tumbó en la cama, de costado, frente a